OPIOIDES, ANALGESIA Y CONTROL DE DOLOR

DOLOR




El dolor es un componente de prácticamente todas las patologías clínicas, y su manejo es un imperativo clínico primario. Los opioides son un pilar en el tratamiento del dolor agudo, pero en los últimos años se ha cuestionado la eficacia y la seguridad de su utilización a largo plazo para tratar el dolor crónico, ya que han aumentado los casos de adicción y muerte por su uso indebido. Los opioides ya no son un tratamiento de primera línea para el dolor crónico, y un enfoque más conservador puede incluir otras clases de medicamentos, como los NSAID (Fármaco antiinflamatorio no esteroideo), los anticonvulsivos y los antidepresivos.

El término opioide se refiere a compuestos estructuralmente relacionados con los productos que se encuentran en el opio, palabra derivada de opos que es la palabra griega para “jugo”; los opioides naturales se derivan de la resina de la adormidera, Papaver somniferum

Los opioides incluyen los alcaloides naturales vegetales, como la morfina, la codeína, la tebaína y muchos derivados semisintéticos. Un opioide es cualquier agente que tiene las propiedades funcionales y farmacológicas de un opioide. Los opioides endógenos son ligandos naturales para los receptores de opioides que se encuentran en los animales. El término endorfina no sólo se usa como sinónimo de péptidos opioides endógenos, sino que también se refiere a un opioide endógeno específico, la β-endorfina.
El término narcótico se deriva de la palabra griega narkotikos, para “entumecimiento” o “estupor”. Aunque el término narcótico originalmente se refería a cualquier droga que indujera narcosis o sueño, la palabra se ha asociado con los opioides y se usa a menudo en un contexto legal para referirse a sustancias con abuso o potencial adictivo.

Péptidos opioides endógenos

Una molécula biológica que se encuentra dentro del cerebro, que actúa a través de un receptor opioide, es un opioide endógeno. Los precursores peptídicos opioides son una familia proteica definida por la prohormona de la que se derivan. 
Se han identificado varias familias distintas de péptidos opioides endógenos: principalmente encefalinas, endorfinas y dinorfinas. Estas familias tienen varias propiedades comunes:

Cada una deriva de una proteína precursora distinta, pre-POMC, preproencefalina y preprodinorfina, respectivamente, cada una codificada por un gen correspondiente.


Cada precursor está sujeto a clivajes complejos por distintas enzimas tipo tripsina y a una variedad de modificaciones postraduccionales que dan como resultado la síntesis de múltiples péptidos, algunos de los cuales son activos como opioides.


La mayoría de los péptidos opioides con actividad en un receptor comparten la secuencia amino terminal común de Tyr-Gly-Gly-Phe-(Met o Leu), seguida por diversas extensiones C-terminales que producen péptidos de 5-31 residuos; las endomorfinas, con diferentes secuencias terminales, son excepciones.

No todas las células que producen un precursor de prohormona opioide almacenan y liberan la misma mezcla de péptidos opioides; esto es el resultado del procesamiento postraduccional diferencial secundario a variaciones en el complemento celular de peptidasas que producen y degradan los fragmentos opioides activos.

El procesamiento de estos péptidos se ve alterado por las demandas fisiológicas, lo que conduce a la liberación de una mezcla diferente de péptidos derivados de la traducción por una célula dada en diferentes condiciones.

Los péptidos opioides se encuentran en el plasma y reflejan la liberación de los sistemas secretores, como la glándula hipófisis y las suprarrenales, y por tanto no reflejan la liberación neuroaxial. Por el contrario, los niveles de estos péptidos en el cerebro/médula espinal y en el CFS surgen de los sistemas neuroaxiales y no de los sistemas periféricos.

Proopiomelacortina
El principal péptido opioide derivado de POMC es el potente agonista opioide β-endorfina. La secuencia de POMC también se procesa en una variedad de péptidos no opioides, que incluyen ACTH, α-MSH y β-LPH. Aunque la β-endorfina contiene la secuencia de met-encefalina en su extremo amino terminal, por lo general no se convierte en este péptido.

Proencefalina
La prohormona contiene múltiples copias de met-encefalina, así como una única copia de leu-encefalina. Los péptidos de proencefalina están presentes en áreas del CNS que se cree que están relacionadas con el procesamiento de la información del dolor (p. ej., asta dorsal de la médula espinal, el núcleo espinal del trigémino y el PAG); a la modulación del comportamiento afectivo (p. ej., amígdala, hipocampo, locus ceruleus y la corteza cerebral frontal; a la modulación del control motor (p. ej., núcleo caudado y globus pallidus; a la regulación del sistema nervioso autónomo (p. ej., médula oblongada) y a las funciones neuroendocrinológicas (p. ej, eminencia media). Los péptidos de la proencefalina también se encuentran en las células de cromafina de la médula suprarrenal y en los plexos nerviosos y en las glándulas exocrinas del estómago y el intestino. Los productos proencefalinos circulantes se consideran derivados en gran parte de estos sitios.

Prodinorfina
La prodinorfina contiene tres péptidos de diferentes longitudes que comienzan con la secuencia leu-encefalina: dinorfina A, rimorfina (dinorfina B) y neoendorfina. El péptido nociceptínico u orfanina FQ (ahora denominado N/OFQ) comparte una similitud estructural con la dinorfina A. Los péptidos derivados de prodinorfina se distribuyen ampliamente en neuronas y, en menor medida, en astrocitos en todo el cerebro y la médula espinal; con frecuencia se encuentran coexpresados con otros precursores peptídicos opioides.

Endomorfinas
Los péptidos de endomorfinas pertenecen a una nueva familia de péptidos que incluyen endomorfina 1 (Tir-Pro-Trp-Fe-NH2) y endomorfina 2 (TirPro-Fe-Fe-NH2). Las endomorfinas tienen una estructura atípica y muestran selectividad hacia el MOR.

Receptores de opioides

Las tres clases de receptores de opioides (MOR, DOR y KOR) comparten homologías de secuencia extensas (55-58%) y pertenecen a la familia de los GPCR con rodopsina. Los receptores opioides aparecen temprano en la evolución de los vertebrados.

Como se define por la distribución de la proteína del receptor, el mensaje, la unión del ligando y los efectos farmacológicos iniciados por las moléculas opioides, todos los receptores opioides están ampliamente distribuidos en la periferia y el neuroeje en el soma y los terminales de las células neuronales. Menos apreciada es la presencia de sitios de unión a opioides en una variedad de células no neuronales, que incluyen tipos de células de macrófagos (microglía periférica y central) y astrocitos y en el sistema nervioso entérico del tracto gastrointestinal.

Agonistas
Se han desarrollado agonistas altamente selectivos para los tres sitios de unión (p. ej., DAMGO para MOR, DPDPE para DOR y U-50,488 para KOR). Tabla 20-2

Los ligandos del receptor opioide se pueden definir ampliamente por sus propiedades funcionales como agonistas y antagonistas en el receptor particular.

+: agonista; –: antagonista; P: agonista parcial. En potencia: + < ++ < +++ a Prototípico preferente μ. b Prototípico preferente δ. c Prototípico preferente κ.


Es un hecho que todos los agonistas clínicamente útiles están dirigidos al receptor μ. Los ligandos que se unen específicamente, pero tienen actividad intrínseca limitada se denominan agonistas parciales; para MOR, uno de tales ligandos es la buprenorfina.

Antagonistas
Los antagonistas opioides comúnmente utilizados, como la naloxona o la naltrexona, son panantagonistas con afinidad por todos los receptores opioides conocidos.

Efectos de la activación aguda y crónica del receptor opioide

Además del previsto alivio del dolor, la ocupación agonista de los receptores de opioides durante intervalos a corto y largo plazos conduce a la pérdida del efecto, con propiedades distinguibles relacionadas con el desarrollo de la tolerancia y la dependencia.

Desensibilización
Frente a una activación transitoria (de minutos a horas), se produce tolerancia o desensibilización aguda que es específica para ese receptor y desaparece con un curso temporal paralelo al aclaramiento del agonista.
La desensibilización a corto plazo probablemente involucra la fosforilación de los receptores que resulta en un desacoplamiento del receptor de su proteína G o la internalización del receptor.

Tolerancia
La tolerancia a los opioides se refiere a una disminución en la efectividad aparente del agonista opioide con administración agonista continua o repetida (durante días a semanas), que, después de la eliminación del agonista, desaparece durante varias semanas. Esta tolerancia se refleja en una reducción en el efecto máximo alcanzable o un cambio en la curva de dosis-respuesta. Este fenómeno se puede manifestar a nivel de la cascada intracelular (p. ej., inhibición reducida de la AC) y a nivel del sistema orgánico (p. ej., pérdida de efectos sedantes y analgésicos).

Dependencia
La dependencia representa un estado de adaptación manifestado por un síndrome de abstinencia que se produce al interrumpir la exposición al fármaco (p. ej., debido a la abstinencia del fármaco) o la administración de un antagonista (p. ej., naloxona). La dependencia es específica de la clase del fármaco y el receptor implicados. A nivel del sistema orgánico, la abstinencia de opioides se manifiesta por un importante flujo somatomotor y autonómico (que se refleja en agitación, hiperalgesia, hipertermia, hipertensión, diarrea, dilatación pupilar y liberación de prácticamente todas las hormonas hipofisarias y de la médula suprarrenal) y por síntomas afectivos (disforia, ansiedad y depresión).
El estado de abstinencia es muy aversivo y motiva al receptor del fármaco a realizar grandes esfuerzos para evitar la abstinencia, es decir, a consumir más de este. De acuerdo con el fenómeno de la tolerancia cruzada, los fármacos que interactúan con el mismo receptor de opioides suprimen la abstinencia observada en organismos tolerantes a otro fármaco que actúa sobre el mismo receptor (p. ej., morfina y metadona).

Adicción
La adicción es un patrón de comportamiento caracterizado por el uso compulsivo de un fármaco. Los efectos positivos y de recompensa de los opioides se consideran el componente impulsor para iniciar su uso recreativo. Esta propiedad de recompensa positiva está sujeta al desarrollo de la tolerancia. Dada la naturaleza aversiva de los síntomas de abstinencia, evitar y aliviar los síntomas de abstinencia puede convertirse en la motivación principal para el consumo compulsivo de fármacos. Cuando el impulso para adquirir el fármaco ocasiona conductas de búsqueda de la sustancia que ocurren a pesar del daño físico, emocional o social que sufre el solicitante de la droga, entonces la obsesión o compulsión por adquirir y consumir dicho fármaco se considera reflejo de un estado de adicción
Es importante destacar que la farmacodependencia no es sinónimo de adicción a los fármacos. La tolerancia y la dependencia son respuestas fisiológicas que se observan en todos los pacientes pero que no son predictoras de la adicción. Por ejemplo, el dolor por cáncer a menudo requiere un tratamiento prolongado con altas dosis de opioides, lo que lleva a la tolerancia y la dependencia. Sin embargo, estos pacientes no se consideran adictos ni consumidores del fármaco.

Mecanismos de tolerancia/dependencia/abstinencia

Efectos de los opioides de uso clínico

Los opioides, en dependencia de las especificidades de sus receptores, producen una variedad de efectos consistentes con los roles desempeñados por los sistemas orgánicos con los cuales se asocian los receptores. Aunque el uso clínico primario de los opioides está dado por sus propiedades analgésicas, ellos producen una serie de otros efectos. 

Analgesia




Los fármacos similares a la morfina producen analgesia, somnolencia y euforia (cambios en el estado de ánimo y el entorpecimiento mental). Cuando se administran dosis terapéuticas de morfina a pacientes con dolor, éstos informan que el dolor es menos intenso o que desaparece por completo. Además del alivio de la angustia, algunos pacientes pueden experimentar euforia. La analgesia a menudo ocurre sin pérdida de la conciencia, aunque con frecuencia se produce somnolencia. La morfina en estas dosis no tiene actividad anticonvulsiva y generalmente no causa dificultad para hablar, labilidad emocional o deterioro significativo de la coordinación motora. 

Cuando se administra una dosis analgésica de morfina a individuos normales sin dolor, los pacientes pueden informar que la experiencia con el fármaco es francamente desagradable. Pueden experimentar somnolencia, dificultad en la meditación, apatía y disminución de la actividad física. 

Estados y mecanismos del dolor
Cualquier análisis significativo sobre la acción de los agentes analgésicos debe incluir la apreciación de que todo dolor no es el mismo, y que una serie de variables contribuyen al informe del dolor por parte del paciente y, por tanto, al efecto del analgésico. Heurísticamente, es posible pensar que el dolor consiste en varios conjuntos distintos de eventos, descritos en el siguiente esquema: 


Mecanismos de la analgesia inducida por opioides

Las acciones analgésicas de los opioides después de administración sistémica representan acciones en el cerebro, la médula espinal y, en algunos casos, la periferia.

Acciones supraespinales. Las microinyecciones de morfina en varias regiones cerebrales altamente circunscritas producirán una analgesia potente que es reversible con naloxona, un antagonista de MOR. El mejor caracterizado de estos sitios es la región PAG mesencefálica. 

Acción de los opioides en la médula espinal. La acción local de los opioides en la médula espinal presionará selectivamente la descarga de las neuronas del cuerno dorsal espinal evocadas por fibras nerviosas aferentes pequeñas (alto umbral) pero no grandes (bajo umbral).

Acción periférica. La aplicación directa de altas concentraciones de opioides a un nervio periférico puede, de hecho, producir una acción similar a la del anestésico local, pero este efecto no se revierte con la naloxona y se cree que refleja una acción “inespecífica”. 

  • Efectos respiratorios


Aunque los efectos de los opioides sobre la respiración se demuestran con facilidad, rara vez ocurre depresión respiratoria clínicamente significativa con dosis analgésicas estándar en ausencia de otras variables contribuyentes .
Sin embargo, se debe destacar que la depresión respiratoria representa la causa principal de morbilidad secundaria a la terapia con opioides. En los seres humanos, la muerte por envenenamiento con opioides casi siempre se debe a un paro respiratorio u obstrucción. 

Mecanismos subyacentes a la depresión respiratoria
MOR mediante varios mecanismos: 
• Efecto depresivo directo en la generación de ritmo. 
• Depresión de la respuesta ventilatoria al aumento de CO2.
• Efecto sobre los quimiosensores del cuerpo carotídeo y aórtico que reduce las respuestas ventilatorias que normalmente son conducidas por la hipoxia.

  •  Hiperalgesia inducida por opioides


Se ha observado un aumento paradójico en los estados de dolor en respuesta a exposición aguda (de horas a días) y crónica a opioides. Este aumento se puede reflejar por aumentos inexplicables en los informes de dolor, niveles de dolor aumentados al incrementar las dosis de opioides o una sensibilidad difusa no asociada con el dolor original.


  • Sedación


Los opioides pueden producir somnolencia y deterioro cognitivo. Tal depresión puede aumentar la insuficiencia respiratoria. Estos efectos generalmente se observan después del inicio de la terapia con opioides o después del incremento de la dosis. Es importante destacar que estos efectos sobre la excitación se resuelven en unos pocos días. Al igual que con la depresión respiratoria, el grado de efecto del fármaco puede intensificarse mediante una variedad de factores predisponentes del paciente, que incluyen demencia, encefalopatías, tumores cerebrales y otros medicamentos depresores, como somníferos, antihistamínicos, antidepresivos y ansiolíticos. 

  • Efectos neuroendocrinos

La regulación de la liberación de hormonas y factores de la hipófisis está bajo regulación compleja por receptores de opioides en el eje HPA. En general, los opioides similares a la morfina reducen la liberación de un gran número de hormonas HPA. 

Hormonas sexuales:
En los hombres:
-La terapia aguda con opioides reduce el cortisol, la testosterona y las gonadotropinas en plasma. 
-La inhibición de la función suprarrenal se refleja por la reducción de la producción de cortisol y la reducción de los andrógenos suprarrenales (DHEA).
-Puede provocar una disminución de la libido y, con una exposición prolongada, características sexuales secundarias reducidas.

En las mujeres:
-La morfina dará como resultado liberación menor de LH y FSH.
-Estas exposiciones están asociadas con las irregularidades del ciclo menstrual.

Prolactina. La liberación de prolactina desde la parte anterior de la hipófisis está bajo control inhibitorio por DA liberada por las neuronas del núcleo arcuato. Los agonistas MOR actúan presinápticamente en estas terminales liberadoras de DA para inhibir la liberación de DA y de ese modo aumentar la prolactina plasmática. 
Hormona antidiurética y oxitocina. Los efectos de los opioides en la liberación de ADH y oxitocina son complejos. Estas hormonas se sintetizan en el pericarion de las neuronas magnocelulares en los núcleos paraventricular y supraóptico del hipotálamo y se liberan desde la hipófisis posterior.

  • Ataques y convulsiones

En niños mayores y adultos, dosis moderadamente más altas de opioides producen disminución del EEG. En el recién nacido, la morfina puede producir actividad epileptiforme y ocasionalmente actividad convulsiva.

Es probable que intervengan varios mecanismos en estas acciones excitadoras:
Inhibición de interneuronas inhibidoras. Los fármacos de tipo morfina excitan indirectamente ciertos grupos de neuronas, como las células piramidales del hipocampo, al inhibir la inhibición ejercida de otro modo por las interneuronas GABAérgicas.
Efectos estimuladores directos. Los opioides pueden interactuar con receptores acoplados a través de proteínas G inhibidoras y estimuladoras con tolerancia al acoplamiento inhibidor, pero no al acoplamiento excitador después de exposiciones continuas.
Acciones mediadas por receptores no opioides. Los metabolitos de varios opioides (morfina-3-glucurónido, normeperidina) se han visto implicados en la actividad convulsiva.


  • Tos

La tos es un reflejo de protección provocado por la estimulación de las vías respiratorias. Implica una expresión rápida del aire contra una glotis cerrada transitoriamente. El reflejo es complejo y afecta al sistema nervioso central y periférico, así como al músculo liso del árbol bronquial. La morfina y los opioides relacionados deprimen el reflejo de la tos, al menos en parte, por un efecto directo en un centro de tos en la médula; esta supresión de la tos se puede lograr sin alterar la función glotal protectora.

  • Náuseas y efectos eméticos

Las náuseas y los vómitos producidos por fármacos similares a la morfina son efectos secundarios causados por la estimulación directa de la zona de activación del quimiorreceptor para la emesis en el área postrema de la médula

  • Sistema cardiovascular

En el paciente en posición supina, las dosis terapéuticas de opioides similares a la morfina no tienen un efecto importante sobre la presión sanguínea o la frecuencia cardiaca y el ritmo. Tales dosis pueden, sin embargo, producir vasodilatación periférica, resistencia periférica reducida y una inhibición de los reflejos barorreceptores. Por tanto, cuando los pacientes en decúbito supino ocupan la posición con la cabeza hacia arriba, pueden producirse hipotensión ortostática y desmayos.

  • Tono muscular esquelético

Los opioides, en dosis terapéuticas requeridas para la analgesia, tienen poco efecto sobre el tono o la función motora. Sin embargo, altas dosis de opioides, como se usan para la inducción anestésica, producen rigidez muscular. El mioclono, que va desde temblores leves hasta espasmo generalizado, es un efecto secundario ocasional que se ha notificado con todos los agonistas opioides utilizados clínicamente y es en particular prevalente en pacientes que reciben dosis elevadas.
  • Tracto GI

Los opioides tienen efectos importantes en todos los aspectos de la función GI. Entre 40 y 95% de los pacientes tratados con opioides desarrollan estreñimiento y cambios en la función intestinal.
  • Uréter y vejiga urinaria

La morfina inhibe el reflejo de micción urinario y aumenta el tono del esfínter externo con un incremento resultante en el volumen de la vejiga. Se desarrolla tolerancia a estos efectos de los opioides en la vejiga. Desde el punto de vista clínico, la inhibición de la micción mediada por opioides puede ser de tal gravedad que a veces se requiere cateterismo después de dosis terapéuticas de morfina, particularmente con administración raquídea del medicamento.
  • Útero

La morfina en el útero puede prolongar el parto. Si el útero se ha vuelto hiperactivo por administración de oxitócicos, la morfina tiende a restablecer las contracciones a la normalidad.
  • Piel

 Las dosis terapéuticas de morfina provocan la dilatación de los vasos sanguíneos cutáneos. Con frecuencia aparece enrojecimiento de la piel de la cara, el cuello y la parte superior del tórax. El prurito generalmente sigue a la administración sistémica de morfina. El prurito se observa fácilmente con morfina y meperidina, pero en mucha menor medida con fentanilo o sufentanilo. La acción sistémica es sensible a los antihistamínicos (difenhidramina) y se correlaciona con las propiedades de desgranulación de los mastocitos del opioide.

  • Sistema inmune

Los opioides modulan la función inmune por efectos directos sobre las células del sistema inmune e indirectamente a través de mecanismos neuronales mediados centralmente. Los efectos inmunomoduladores centrales agudos de los opioides pueden estar mediados por la activación del sistema nervioso simpático; los efectos crónicos de los opioides pueden implicar la modulación del eje HPA. Los efectos directos sobre las células inmunes pueden implicar variantes únicas de los receptores opioides neuronales clásicos, siendo las variantes MOR las más prominentes. Un mecanismo propuesto para los efectos inmunosupresores de la morfina en los neutrófilos es a través de la inhibición dependiente de NO de la activación de NF-κB, o mediante la activación de cinasas MAP.

  • Regulación de la temperatura

Los opioides alteran el punto de equilibrio de los mecanismos hipotalámicos reguladores del calor, de manera tal que la temperatura corporal por lo general disminuye levemente. Los agonistas en el MOR (p. ej., alfentanilo y meperidina), que actúan en el CNS, producen umbrales ligeramente aumentados para la sudoración y reducen en forma significativa las temperaturas umbral para evocar vasoconstricción y escalofríos.


Medicamentos opioides empleados clínicamente


Son relativamente selectivos para los MOR. Producen analgesia, afectan el estado de ánimo y el comportamiento gratificante, y alteran las funciones respiratoria, cardiovascular, gastrointestinal y neuroendocrina. Los agonistas KOR, con algunas excepciones (p. ej., butorfanol), no suelen emplearse para el tratamiento a largo plazo porque pueden producir efectos disfóricos y psicotomiméticos. Los agonistas DOR, aunque son analgésicamente activos, no han encontrado utilidad clínica, y los agonistas NOR carecen de efectos analgésicos. Los opioides que son relativamente selectivos para los receptores a dosis más bajas pueden interactuar con tipos de receptores adicionales cuando se administran en dosis altas, especialmente a medida que se aumentan las dosis para superar la tolerancia.
Los agentes mixtos agonistas-antagonistas frecuentemente interactúan con más de un tipo de receptor a dosis clínicas habituales. A menudo se observa un “efecto de techo” que limita la cantidad de analgesia alcanzable con estos fármacos, como es el caso de la buprenorfina, que está aprobada para el tratamiento de la dependencia de los opioides. Algunos fármacos agonistas-antagonistas mixtos, como la pentazocina y la nalorfina (no disponible en Estados Unidos), pueden precipitar la abstinencia en pacientes tolerantes a opioides. Por estas razones, a excepción del uso sancionado de la buprenorfina para tratar la adicción a los opioides, el uso clínico de fármacos agonistas-antagonistas mixtos es generalmente limitado.

Morfina y agonistas relacionados estructuralmente
La morfina sigue siendo el estándar contra el cual se miden los nuevos analgésicos.

- En general, los opioides son moderadamente bien absorbidos del tracto gastrointestinal. La absorción a través de la mucosa rectal es adecuada, y algunos agentes (p. ej., morfina, hidromorfona) están disponibles en supositorios.
-Los opioides más lipófilos se absorben fácilmente a través de la mucosa nasal o bucal. Aquellos con la mayor liposolubilidad también pueden ser absorbidos por vía transdérmica.
-Los opioides, en particular la morfina, se han usado ampliamente por administración intrarraquídea para producir analgesia a través de una acción espinal. Estos agentes muestran un movimiento transdural útil adecuado para permitir su uso epidural.

Congéneres de la morfina:

Codeína: La codeína, como analgésico y como depresor respiratorio, es aproximadamente 60% tan eficaz por vía oral como por vía parenteral. La codeína se usa por lo regular para el tratamiento de la tos, frecuentemente en formas de dosis combinadas con acetaminofén o aspirina. Muestra una afinidad modesta por el receptor μ. El fármaco tiene una afinidad excepcionalmente baja por los receptores opioides, y aunque el efecto analgésico de la codeína tal vez se deba a su conversión a morfina, las acciones antitusivas de la codeína pueden implicar receptores distintos que se unen a la codeína. Una vez absorbida, el hígado metaboliza la codeína.

Heroína: La heroína (diacetilmorfina) se hidroliza rápidamente a 6-MAM, que a su vez se hidroliza a morfina. La heroína y la 6-MAM son más liposolubles que la morfina y entran al cerebro con mayor facilidad. La evidencia sugiere que la morfina y la 6-MAM son responsables de las acciones farmacológicas de la heroína.

Hidromorfona: Se usa comúnmente como medicamento intravenoso. El fármaco está formulado en preparaciones parenterales, rectales, subcutáneas y orales y como una formulación nebulizada y se administra fuera de lo aprobado por vía epidural o intratecal. La hidromorfona tiene una solubilidad en lípidos más alta que la morfina, lo que da como resultado en un inicio más rápido que la morfina, y se considera que es varias veces más potente que la morfina.

Oxicodona: Es un opioide semisintético sintetizado a partir de la tebaína alcaloide. La molécula somete a metabolismo hepático a la más potente oximorfona opioide μ. La oxicodona está disponible como medicamento de un solo ingrediente en preparaciones de liberación inmediata y de liberación controlada.

Hidrocodona: se sintetiza a partir de la codeína. Se usa por vía oral para aliviar el dolor moderado a intenso y se emplea en una formulación líquida como antitusivo. Es aproximadamente equivalente a la oxicodona, con un inicio de acción de 10-30 min y una duración de 4-6 h.

Oximorfona: Es un potente agonista de MOR con inicio de analgesia después de la administración parenteral en aproximadamente 5-10 min y una duración de acción de 3-4 h.

Efectos adversos y precauciones
La morfina y los opioides relacionados, además de sus efectos como analgésicos, producen un amplio espectro de efectos que reflejan la distribución de los receptores de opioides a través de los sistemas orgánicos. Estos efectos incluyen depresión respiratoria, náuseas, vómitos, mareos, confusión mental, disforia, prurito, estreñimiento, aumento de la presión en el tracto biliar, retención urinaria, hipotensión y, rara vez, delirio.

Otros morfinanos

Levorfanol: Es un agonista opioide de la serie morfinan. Tiene afinidad en los MOR, KOR y DOR y está disponible para administración intravenosa, intramuscular y oral. Los efectos farmacológicos del levorfanol son muy similares a los de la morfina. Comparado con la morfina, este agente es aproximadamente siete veces más potente y puede producir menos náuseas y vómitos.

Analgésicos de piperidina y fenilpiperidina

Meperidina, difenoxilato, loperamida: Los agentes meperidina, difenoxilato y loperamida son agonistas MOR con los principales efectos farmacológicos sobre el CNS y los elementos neurales en el intestino.

Meperidina: es predominantemente un agonista MOR que produce un patrón de efectos similar pero no idéntico a los ya descritos para la morfina. Es un potente agonista en MOR en el CNS, que produce fuertes acciones analgésicas. La meperidina causa constricción pupilar, aumenta la sensibilidad del aparato laberíntico y tiene efectos sobre la secreción de hormonas hipofisarias similares a los que ejerce la morfina.
Los efectos de la meperidina en el sistema cardiovascular generalmente se parecen a los de la morfina, incluida la liberación de histamina después de la administración parenteral. La administración intramuscular de dosis terapéuticas de meperidina no afecta significativamente la frecuencia cardiaca, pero la administración intravenosa frecuentemente produce un marcado aumento de esta.
Al igual que con otros opioides, las dosis clínicas de meperidina disminuyen el vaciado gástrico lo suficiente como para retrasar significativamente la absorción de otros fármacos. El útero de una mujer no embarazada por lo general es levemente estimulado por la meperidina. Administrada antes de un oxitócico, no ejerce ningún efecto antagónico. Las dosis terapéuticas administradas durante el trabajo de parto activo no retrasan el proceso de nacimiento; de hecho, la frecuencia, la duración y la amplitud de la contracción uterina pueden aumentar.
El uso principal de la meperidina es para la analgesia. Los efectos analgésicos de la meperidina son detectables aproximadamente 15 min después de la administración oral.

Difenoxilato: es un congénere de meperidina que tiene un efecto de estreñimiento definitivo en seres humanos. Su único uso aprobado es en el tratamiento de la diarrea. El difenoxilato es inusual ya que incluso sus sales son prácticamente insolubles en solución acuosa, lo que reduce la probabilidad de abuso por vía parenteral

Loperamida: es un derivado de piperidina. Disminuye la motilidad GI por los efectos en los músculos circulares y longitudinales del intestino. Parte de su efecto antidiarreico puede deberse a una reducción de los procesos de secreción gastrointestinal. El efecto secundario más común son los calambres abdominales.

Fentanilo y congéneres

Fentanilo: es un opioide sintético relacionado con las fenilpiperidinas. Las acciones de fentanilo y sus congéneres sufentanilo, remifentanilo y alfentanilo son similares a las de otros agonistas MOR. Se usa en el tratamiento de estados de dolor graves administrados por varias vías de administración. Estos agentes son altamente solubles en lípidos y atraviesan rápidamente la barrera del cerebro.
El fentanilo y sus derivados disminuyen la frecuencia cardiaca a través de la activación vagal y pueden disminuir moderadamente la presión arterial.

Remifentanilo: Las propiedades farmacológicas de remifentanilo son similares a las del fentanilo y sufentanilo. Produce incidencias similares de náuseas, vómitos y rigidez muscular en dependencia de la dosis.
El clorhidrato de remifentanilo es útil para procedimientos cortos y dolorosos que requieren una intensa analgesia y un embotamiento de las respuestas al estrés; el medicamento se administra de forma rutinaria mediante infusión intravenosa continua debido a su corta duración de acción.

Metadona: es un agonista MOR de acción prolongada con propiedades farmacológicas cualitativamente similares a las de la morfina. Las propiedades sobresalientes de la metadona son su actividad analgésica, su eficacia por vía oral, su duración prolongada de acción para suprimir los síntomas de abstinencia en individuos físicamente dependientes y su tendencia a mostrar efectos persistentes con la administración repetida.

Otros agonistas opioides

Tramadol: Es un análogo sintético de codeína que es un agonista MOR débil. Parte de su efecto analgésico se produce por la inhibición de la captación de NE y 5HT. En el tratamiento del dolor leve a moderado, el tramadol es tan eficaz como la morfina o la meperidina. Sin embargo, para el tratamiento del dolor intenso o crónico, es menos efectivo. Puede causar convulsiones y posiblemente exacerbar las convulsiones en pacientes con factores predisponentes.

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Tapentadol: es estructural y mecánicamente similar al tramadol. Es un inhibidor débil de la recaptación de monoaminas, pero tiene una actividad significativamente más potente en los MOR, similar a la oxicodona.


 Agonistas opioides parciales:

Pentazosina: Tiene acciones agonísticas y actividad opiácea antagonista débil.
Los efectos analgésicos de la pentazocina se deben a acciones agonísticas en KOR. La pentazocina actúa como un antagonista débil o un agonista parcial en los MOR. La pentazocina no antagoniza la depresión respiratoria producida por la morfina. La inyección de lactato de pentazocina está indicada para el alivio del dolor leve a moderado y también se usa como medicamento preoperatorio y como complemento de la anestesia. Las tabletas de pentazocina para uso oral sólo están disponibles en combinaciones de dosis fija con acetaminofén o naloxona.

Nalbufina: Opioide agonista KOR-antagonista MOR, con efectos que cualitativamente se parecen a los de la pentazocina.  La nalbufina reduce la respiración tanto como las dosis equianalgésicas de morfina.
Al adminisitrar esta cantidad los efectos adversos son  la sedación, la sudoración y el dolor de cabeza son los más comunes.
Al administrar 70 mg de nalbufina, pueden ocurrir efectos secundarios psicotomiméticos (p. ej., disforia, pensamientos acelerados y distorsiones de la imagen corporal). La nalbufina se usa para producir analgesia. Una advertencia: los agentes que actúan a través de KOR son más efectivos en mujeres que en hombres.

Butorfanol: Es un congénere de morfinano con un perfil de acciones similar a las de pentazocina y nalbufina: agonista de KOR y antagonista de MOR. En pacientes posoperatorios, se usa para el alivio del dolor agudo; una dosis parenteral de 2-3 mg de butorfanol produce analgesia y depresión respiratoria aproximadamente igual a la producida por 10 mg de morfina u 80-100 mg de meperidina. 
Los principales efectos secundarios del butorfanol son somnolencia, debilidad, sudoración, sensación de flotación y náuseas.

Buprenorfina: Agonista parcial de MOR altamente lipofílico que se deriva de la tebaína y es 25-50 veces más potente que la morfina.
Es bien absorbida por la mayoría de las rutas y produce analgesia y otros efectos del CNS que son cualitativamente similares a los de la morfina.
Administrada por vía sublingual, la buprenorfina (0.4-0.8 mg) produce analgesia satisfactoria en pacientes posoperatorios.
La inyección de buprenorfina y la película transdérmica están indicadas para su uso como analgésico. Las preparaciones sublinguales/bucales de buprenorfina sola y en combinaciones de dosis fijas con naloxona se usan para el tratamiento de la dependencia de opioides.
La depresión respiratoria y otros efectos de la buprenorfina se pueden prevenir con la administración previa de naloxona, pero no se revierten fácilmente con altas dosis de naloxona una vez que se han producido los efectos, probablemente debido a la disociación lenta de la buprenorfina de los receptores opioides.

Antagonistas opioides:

Una variedad de agentes se une competitivamente a uno o más de los receptores opioides, muestran poca o ninguna actividad intrínseca y antagonizan de forma sólida los efectos de los agonistas de receptores. Las sustituciones simples transforman la morfina en nalorfina, el levorfanol en levalorfano y la oximorfona en naloxona o naltrexona.
La mayoría de estos agentes son más o menos liposolubles y tienen una penetración excelente en el CNS después de la administración sistémica.

Los antagonistas opioides tienen una utilidad terapéutica obvia en el tratamiento de la sobredosis de opioides. El antagonismo de los opioides en los seres humanos se asocia con efectos variables, que van desde ningún efecto hasta la hiperalgesia leve. Los péptidos opioides endógenos participan en la regulación de la secreción hipofisaria aparentemente al ejercer efectos inhibidores tónicos sobre la liberación de ciertas hormonas hipotalámicas.La administración a largo plazo de antagonistas aumenta la densidad de los receptores opioides en el cerebro y causa una exageración temporal de las respuestas a la administración posterior de agonistas opioides.

Pequeñas dosis (0.4-0.8 mg) de naloxona administradas por vía intramuscular o intravenosa previenen o revierten con rapidez los efectos de los agonistas del receptor. En pacientes con depresión respiratoria, se observa un aumento en la frecuencia respiratoria en 1-2 min. Se revierten los efectos de sedación y la presión arterial, si se deprime, vuelve a la normalidad. La naloxona revierte los efectos psicotomiméticos y disfóricos de los agentes agonistas-antagonistas como la pentazocina, pero se requieren dosis mucho más altas (10-15 mg). La duración de los efectos antagónicos depende de la dosis, pero generalmente es de 1-4 h.

Las dosis más elevadas de naloxona precipitarán un síndrome de abstinencia en pacientes que dependen de pentazocina, butorfanol o nalbufina. En pacientes dependientes, los efectos secundarios periféricos de los opioides, especialmente la motilidad gastrointestinal reducida y el estreñimiento, pueden revertirse con metilnaltrexona, con dosis subcutáneas (0.15 mg/kg) que producen evacuaciones intestinales confiables y sin evidencia de signos de abstinencia mediados centralmente. La naltrexona tiene más eficacia por vía oral y su duración de acción se acerca a las 24 h posteriores a dosis orales moderadas. 

Vías de administración analgésica de fármacos

Analgesia controlada por el paciente
Con PCA, el paciente tiene un control limitado de la dosificación de opioide de una bomba de infusión programada dentro de parámetros estrictamente obligatorios. La PCA puede usarse para la administración intravenosa, subcutánea, epidural o intratecal de opioides.
La PCA es adecuada para adultos y niños capaces de comprender los principios involucrados. Se admite que la PCA es preferible a las inyecciones intramusculares para el control del dolor posoperatorio.


Administración raquídea
La administración de opioides en los espacios epidurales o intratecales proporciona un acceso más directo a la primera sinapsis de procesamiento del dolor en la asta dorsal de la médula espinal. Esto permite el uso de dosis sustancialmente más bajas que las requeridas para administración oral o parenteral. 


Administración rectal

Es una alternativa para pacientes con dificultad para deglutir u otra patología oral y que prefieren una vía menos invasiva que la administración parenteral. Esta vía no es bien tolerada por la mayoría de los niños. El inicio de la acción está dentro de los 10 min.


Administración oral transmucosa

Los opioides pueden absorberse a través de la mucosa oral más rápidamente que a través del estómago. La biodisponibilidad es mayor debido a que se evita el metabolismo de primer paso y los opioides lipófilos se absorben mejor por esta vía que los compuestos hidrófilos como la morfina.



Administración transnasal

La administración es bien tolerada y el alivio del dolor ocurre en los 10 min siguientes a la administración. El butorfanol, un agonista de KOR/antagonista de MOR, se ha empleado por vía intranasal. La FDA ha aprobado un aerosol de fentanilo dosificado, transnasal y basado en pectina, para el tratamiento del dolor irruptivo por cáncer.



Administración transdérmica

Esta modalidad es muy adecuada para el tratamiento del dolor por cáncer debido a su facilidad de uso, duración prolongada de la acción y niveles sanguíneos estables. Puede tomar hasta 12 horas para desarrollar analgesia y hasta 16 horas para observar el efecto clínico completo. Los niveles de plasma se estabilizan después de dos aplicaciones de parche secuenciales, y la cinética no parece cambiar con aplicaciones repetidas.
La t1/2 plasmática después de la eliminación del parche es de aproximadamente 17 h. Es posible que se deban mantener las infusiones de antagonistas durante un periodo prolongado en caso de que se produzca una sedación excesiva o depresión respiratoria. Los efectos secundarios dermatológicos de los parches, como erupción y picazón, generalmente son leves. Se sabe que los pacientes adictos a opioides mastican los parches y reciben una sobredosis, a veces con resultados fatales, luego de una absorción bucal y sublingual rápida y eficiente.

Variables que modifican el uso terapéutico de opioides

Variabilidad del paciente
El tratamiento apropiado por lo general implica elaborar una estrategia terapéutica que aborde el estado del dolor de la manera más eficiente, minimice el potencial de efectos no deseados del medicamento y tome en cuenta las variables que se describen a continuación que pueden influir en la respuesta individual del paciente a la analgesia opioide.

Intensidad del dolor
El aumento de la intensidad del dolor puede requerir dosis ajustadas para producir una analgesia aceptable con efectos secundarios tolerables.

Tipo de estado del dolor
Los sistemas subyacentes a un estado de dolor pueden clasificarse en términos generales como mediados por eventos secundarios a lesiones e inflamación y por lesión del sistema nervioso o de los sistemas sensoriales aferentes.
Agudeza y cronicidad del dolor
En estados de dolor crónico, el curso diario del dolor puede fluctuar, por ejemplo, ser más intenso en las horas de la mañana o al despertar. Los estados artríticos muestran picos asociados con una condición de dolor exacerbada. Los cambios en la magnitud del dolor ocurren durante la rutina diaria, lo que da como resultado un “dolor inesperado” durante eventos episódicos tales como cambios en el vendaje (dolor incidental).

Tolerancia a los opioides
La exposición crónica a un agonista opioide generalmente conduce a una reducción en la eficacia de otros agonistas opioides. El grado de tolerancia puede ser notable.

Estado físico del paciente y variables genéticas
Los opioides se unen con gran afinidad a las proteínas, y factores como el pH plasmático pueden cambiar drásticamente la unión.
Otros estados que pueden aumentar el riesgo de efectos adversos de los opioides incluyen COPD, apnea del sueño, demencia, hipertrofia prostática benigna, marcha inestable y estreñimiento previo al tratamiento.

Vías de administración
Se usan vías menos invasivas, como la administración oral, bucal o transdérmica, para facilitar el cumplimiento por parte del paciente. Las vías intravenosas son más útiles en el manejo del dolor prehospitalario y posoperatorio y durante la atención al final de la vida.

Selección y ajuste de la dosis
El enfoque conservador para iniciar el tratamiento crónico con opioides sugiere comenzar con dosis bajas que pueden incrementarse en función de la farmacocinética del medicamento. Se debe evitar el incremento rápido, y los medicamentos de rescate deben estar disponibles para el dolor irruptivo durante el ajuste inicial de la dosificación.

Rotación de opioides
Es una práctica muy empleada el cambio a un opioide diferente, cuando el paciente no logra obtener beneficios o los efectos secundarios se vuelven limitantes antes de que la analgesia sea suficiente. La insuficiencia o la intolerancia de un opioide no necesariamente predice la respuesta o la aceptación del paciente a otro opioide. Los agentes típicamente implicados en tales secuencias de rotación son diversos opioides orales (p. ej., morfina, metadona, dilaudida, oxicodona) y los sistemas de parches de fentanilo.


👉También lee el siguiente artículo científico:  FARMACOLOGÍA DE LOS AGONISTAS Y ANTAGONISTASDE LOS RECEPTORES OPIOIDES


Bibliografía:

Brunton Laurence L., Lazo John S., Parker Keith L. Goodman & Gilman. (2019). Las bases farmacológicas de la Terapéutica. 13a Edición. McGraw Hill.


2 comentarios:

  1. Está muy bien la información, me ayudo!Gracias

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  2. Definitivamente el tema que más me llamo la atención ya que en un momento de mi vida tuve un accidente en auto, me dejaron opioides para el control del dolor.. ahora se cómo funcionan en nuestro organismo

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